Ginny Soskey

MATERIAL ANEXO TEMA 3
MATERIAL ANEXO TEMA 3CAP SEIS
EL ROBO
Cuando Oliver se despert a la ma siguiente, vio, sor que sus viejos zapatos hab desaparecido y que, en su lugar, se encontraban otros nuevos y lustrosos. No tard mucho en entender tal cambio.
noche ir a casa de Sikes dijo Fagin.
No le dio ninguna explicaci m y Oliver tampoco se atre a hacer preguntas. Pero antes de marcharse dejando de nuevo a Oliver solo en la casa, el ladr le dijo:
tienes un libro para que lo leas mientras vienen a buscarte.
Oliver cogi el libro; en se contaban las vidas de grandes malhechores; eran relatos de espantosos cr que helaban la sangre, de asesinatos secretos y cad escondidos. En un ataque de pavor, arroj el libro lejos de se hinc de rodillas y empez a rezar
Dios m de ser autor o v de cr tan espantosos!
Estaba todav en aquella postura, con la cabeza hundida entre las manos, cuando se sobresalt al o un leve ruido.
Oli, soy yo, Nancy la muchacha con un susurro. asics de gel Te tengo que llevar a casa de Bill. tenis tiger asics
Sin decir una palabra, Oliver se cogi de su mano y, tras un breve pero profundo silencio, Nancy respir hondo y dijo:
Oliver, he intentado hacer algo por ti, pero ha sido en vano. Ahora no es el momento de escapar Te libr una vez de ser maltratado, y lo volver a hacer pero esta vez debes portarte bien. Si pudiera ayu lo har pero no tengo los medios.
Nancy apret con fuerza la mano de Oliver y salieron jun Se subieron a un coche de alquiler y pronto llegaron a casa de Sikes.
noches! Sikes, que hab salido a recibirles con una vela en la mano.
el ladr apoyando el ca de la pistola en la sien del muchacho Pues si dices una sola palabra, una bala entrar en tu cabeza sin previo aviso. Luego, se aga de la mano del ladr y juntos salieron a la calle.
Las calles estaban desiertas y las ventanas de las casas perma cerradas. Pero conforme se acercaban al centro de la ciudad, el bullicio se iba haciendo cada vez mayor. Era d de mercado: campesinos, carniceros, verduleros, charlatanes, miro ladrones y maleantes se mezclaban en aquel lugar Sikes fue abri paso a codazos entre la gente, hasta que dejaron atr aquel tumulto. Poco despu hab salido de la ciudad.
Caminaron durante casi todo el d A veces, un carretero amable les sub en su carro y les ahorraba un buen trecho. Cay la noche y, cuando dieron las siete, Oliver divis las luces de un pueblo cercano; pero no llegaron a entrar en y se detuvieron frente a una casa en ruinas que estaba aparente deshabitada. Sobre un sof estaba tumbado un hombre alto y pelirrojo llamado Crackit que llevaba un mont de vulgares sortijas en sus mugrientos dedos.

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